Y aquí os dejo la opinión de Núria sobre uno de los temas que recorren la novela y que me parece interesante leamos todos.
Opinión personal
Hoy en día la sociedad española puede dividirse en dos posturas que son "
las dos Españas" que representan el protagonista y su madre; una afirma
que es innecesario remover el pasado, que la historia debe seguir adelante y no
mirar hacia atrás, ya sea para no causar más dolor o porque no creen incorrecta
la moral fascista. Y la otra, representada por el profesor, que considera
necesario investigar este pasado oscuro y hacer justicia para devolverle la voz
a todas aquellas victimas que no les quedó otra que guardar silencio y querer
borrar todo el dolor.
Personalmente, me adhiero más a la postura de este último pues en España
se quiere hacer historia a base del olvido. Y no tiene sentido; se puede pasar
página, pero no borrarla u obviarla como se pretende, porque es nuestra
historia, la que ellos quisieron que así fuera y que ahora deberíamos conocer
todos para que crueldades a ese nivel no se vuelvan a cometer nunca y para
exigir la resolución de todo lo que aún permanece oculto.
Pensemos en los muertos que aún no se han sacado de las fosas comunes ni
han podido identificarse, o en los miles de nombres que ya no podrán
recuperarse por falta de registros. Es necesario encontrar la manera de
comunicar lo ocurrido para que la memoria haga frente a las imposibilidades
legales. Y apoyar a los decididos y valientes que pretenden acabar con toda
esta mentira como intentó el juez Baltasar Garzón al investigar los crímenes
del franquismo, lo que le supuso su puesto. No obstante, esto no significó un
obstáculo en cuanto a su postura, pues en Argentina si se han podido investigar
crímenes como los relatados en la novela. Un lugar donde haber vivido en
dictadura parece tener diferentes consecuencias en la población y actuaciones.
De hecho somos el único país que aún homenajeamos a los responsables de
los años más duros de España, en Alemania no se les ocurriría conservar placas
a militares, estatuas a Hitler o un panteón para todos ellos. Desgraciadamente
no estamos tan concienciados como estos países en cuanto a lo que la dictadura
significó. El futuro, con un poco de esperanza, aún se puede cambiar, pero a
las víctimas ya no se les va a devolver su historia, esos niños que fueron
robados ahora ya son personas mayores y puede que muchos mueran sin conocer su
verdadera identidad.
Como ya he dicho, los capítulos de la novela se encuentran llenos de
fechas y hechos reales que interactúan con los ficticios para dar lugar a un fiel
reflejo de los horrores que vivió la sociedad española. Por ello creo que es un
gran libro que permite conocer mucho mejor la historia, no solo la tragedia de
los niños arrancados de las manos de sus madres, sino muchas más penurias y
acontecimientos que tuvieron lugar.
No obstante, considero que sobra la excesiva acumulación de datos y su
repetición que puede dificultar un poco la claridad del relato. Aun así, es un
libro que recomiendo a toda la población española, para que el mensaje que
Prado esconde en sus personajes sea compartido por más gente y conozcan a esa
Mala gente que camina y va apestando la tierra...